jueves, 27 de septiembre de 2012

RELATOS


Tic Tac Toc

Érase que se era, que en buena hora sea existió una vez un fantasma llamado Tic. Este era un poco despistado, algo patoso, pero eso sí, súper gracioso. Tic vivía con sus amigos Tac y Toc, en una casa deshabitada. Ellos aprovechaban que en la casa no vivía nadie, para jugar a su gusto. Hoy jugaban a pilla pilla, mañana, a ser grandes caballeros que conquistaban varios reinos. Otros días al escondite, pero esos días siempre acababan discutiendo, porque todos querían esconderse en el mismo lugar; en un reloj de pie que a todos divertía cuando tocaba las campanadas. Los 3 amigos se enfadaban y se iban cada uno a su habitación. Allí en la soledad, cada uno de ellos pensaban en lo había ocurrido y los tres a la vez volvían diciendo:
-¡Perdón,perdón! Y Todos volvían a ser amigos otra vez.
Un día al atardecer, Tic decidió dar un paseo por la inmensa casa y comprobó que en una pared había un pequeño agujero y de el salía un diminuto y brillante hilo de luz. Tic dijo sorprendido:
-¿De donde vendrá esta luz?
Sin pensárselo 2 veces, intentó atravesar la pared, no sin antes de conseguirlo darse 2 choquetazos. A la 3ª tomó un poco de velocidad y... Oh pasó.
Tic quedó alucinado, vio que detrás de la pared había una hermosa y gran habitación en la que una pequeña nave espacial no paraba de dar vueltas y vueltas ni de encender y apagar millones de luces de colores. También estaban unos pequeñísimos y diminutos hombrecitos saltarines, que no dejaban de moverse al ritmo de una bonita y alegre música.
Tic se acercó a ellos, al verlo se asustaron y se escondieron, la música paró, el silencio fue total. Tic empezó a llamarles:
-Amigos, Amigos, no os escondáis. Yo no os haré nada, solo quiero ser vuestro amigo.
Poco a poco empezaron a verse sus pequeñas caritas asomar tras la nave espacial.
-¿Qué quieres, quien eres, de donde vienes, nos harás daño...?...
No paraban de hacerle miles y miles de preguntas.
-Parad, parad,- gritó Tic. Soy un fantasma y me llamo Tic, quiero ser amigo vuestro.
-Vale, vale, nosotros también queremos ser tus amigos. Venimos del planeta Eris y estamos aquí de paso. ¿Esta es tu casa?
-No- dijo Tic. Pero aquí vivo ya que la casa está deshabitada, queréis que os la enseñe.
-Sí, sí-. Antes no queríamos pasearnos por ahí por miedo a que alguien nos viera.
Tic quiso pasar por la pared otra vez, pero nuevamente se dio de narices con ella. Lo volvió a intentar y otra vez chocó.¡ Que patoso era.!
-¡Para, para!, nosotros te daremos una puerta que se abre donde tu quieras y así no tendrás de chocar nunca más con la paredes. Tic se puso muy contento al comprobar que la puerta era una verdadera maravilla y estaba deseando de enseñársela a sus amigos Tac y Toc. Los pequeños amigos de Tic conocieron también a Tac y a Toc. Y la amistad entre los fantasmas y los hombres diminutos continuó a lo largo de los años... y se acabó este cuento con sal y pimiento y rabanillo tuerto.


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