jueves, 27 de septiembre de 2012



LA GOMINOLA MÁGICA

En un futuro no muy lejano cuentan que existirá un mundo mágico, donde la felicidad para todos será total y donde niños, adultos...... vivirán muy agustito. Me imagino mi vida en el, jugando con mis amigos, con todo lo que deseemos. Los mayores sin preocupaciones. Los animales pudiendo convivir todos en armonía y sobre todo me los imagino hablando, cantando... como nosotros. Pienso que me gustaría tener como vecino a un ogro al que le llamaría Anibal y con el que pasaría unas divertidas aventuras como las que os voy a contar.
Era un día soleado de otoño Anibal se levantó esa mañana un poco enfadado, sin ganas de nada y con un color de cara algo raro en él. Normalmente era rosa, pero hoy lo tenía gris. Anibal vino a casa para pedirme que le acompañara a ir a ver a su tío, para que él le explicara el porqué de ese color tan raro.
Nos pusimos en marcha y ya por el camino sus patas empezaron a transformarse en las de un burro.
-Arturo, ¿que me está pasando?- dijo Anibal.
-Tranquilo Anibal, tu tío nos ayudará-.
Llegamos a casa de Bily y al verlo comenzó a reír, pero a él no le hizo nada de gracia y enfadado le dijo Anibal:
-Quiero una solución, yo no puedo estar así, todos se reirán,
-No te enfades esto se arreglará rápidamente, solo tienes que comerte una gominola que hacen en una confitería en Holanda- dijo Bily
-Si como, si eso fuese tan fácil ¿como voy yo con este aspecto por ahí?- dijo Anibal
Poco a poco su cuerpo y su voz se iban transformando en un burro.
-Yo iré, no te preocupes, pero ¿como?- dije yo
-Te dejaré unas zapatillas que tengo muy veloces y en muy poco tiempo estarás allí- dijo Bily.
Dicho y hecho me dirigí hacia donde me indicó y en menos de hora y media ya estaba allí. Fui hacia la confitería y al abrir la puerta una anciana de aspecto muy cariñoso, con en pelo completamente blanco como la mismísima nieve y con una pequeñísima nariz sobre la que apoyaba sus redondas gafas, me dijo con una voz muy dulce:
-¿Que quieres tú de mi confitería?-
-Yo quiero esta gominola- y le entregué el papel donde Bily me había anotado el nombre
-¿Qué te ocurre, no veo nada raro en ti para que necesites esta gominola?-.
Entonces le expliqué lo que ocurría y la amable anciana me la dio, pero me dijo que no me entretuviera, porque la gominola solo funcionaría si él no se había transformado completamente.
Rápido como una bala, me salí de allí, pero antes me despedí de la cariñosa anciana. Llegué y me encontré a mi amigo Anibal en un total abandono. Su tío había salido, pero eso sí, según él, sin dejar de reír. Anibal se sentía triste, solo y abandonado. pero le conté lo que me había dicho la anciana y comprobamos que la transformación no había acabado todavía, porque aún Anibal conservaba sus orejas de ogro. Él se tomó la gominola y en ese momento empezó a recuperar su aspecto natural.
-Nunca lo hubiese conseguido,si no fuese por lo buen amigo que has resultado ser. En premio mi tío me dijo que te quedases con las zapatillas. Los dos regresamos muy contentos por lo ocurrido y …. así que esto pasó, ya mi cuento se acabó.

1 comentario:

  1. Te felicito por tus creaciones literarias. Combinas creatividad con un buen uso de las reglas ortográficas y gramaticales, así como el uso de un vocabulario adecuado. Ahora falta incorporar un mayor uso de adjetivos en todos sus grados.

    Por otro lado, veo que el blog no lo utilizas mucho, y quizá deberías actualizarlo con noticias relacionadas con tus aficiones o simplemente con cosas que te llaman la atención.

    ¡¡¡Ánimo!!!

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